Desfile 2010  

OTRA NOCHE PERFECTA
BAJO SU MANTO Y SU AMPARO


Una chica asiste al encierro de Nuestra Señora de las Angustias y dos lágrimas casi tan grandes como sus ojos se escapan por sus mejillas. Habrá quien no entienda por qué la Semana Santa despierta esos sentimientos o cuál es el vínculo especial entre esa joven y la Virgen, pero lo que está claro es que imágenes como ésta justifican un Viernes Santo.

Se venía de un año 2009 maravilloso, sublime y de una noche que aún permanecía en el recuerdo de la cofradía. Parecía que el listón estaba muy alto y que sería difícil repetir las experiencias –al menos bajo el trono- vividas doce meses atrás.

Sin embargo, había buenas condiciones para volver a regalarle a la Virgen una salida procesional como Ella merece: buena temperatura, ausencia de viento y gente, mucha gente que abarrotaba las calles y las plazas.

El jefe de trono, Francisco Gutiérrez, anunciaba a sus horquilleros que la noche era perfecta y que ya todo estaba en sus manos y en sus hombros. A esa hora ya se había producido el encuentro entre la Virgen y los que iban a llevarla. Ahí se olvidan los nervios, llega la responsabilidad e intentas que no te venza el orgullo que produce ser horquillero.

La Virgen de las Angustias iba como siempre, guapa, y es que Ella no puede ir de otra manera. Allí estaba, en su templo, sobre su trono, ejemplo de la Semana Santa de ayer y de hoy, contemplando a su hijo con dulzura de madre, en una mirada que nos llega al alma y con la que nos sentimos protegidos. La Virgen estrenaba una saya bordada en oro, confeccionada por la hermana de la cofradía María Dolores Ruiz. El exorno floral estaba compuesto exclusivamente por un calvario de claveles rojos, como prueba de que la hermandad celebra elecciones a la Junta de Gobierno en este 2010.

Con cierto adelanto sobre el horario de años anteriores, se abrían las puertas de la Iglesia de S. Juan para Nuestra Señora de las Angustias. Vélez-Málaga la esperaba y ella tenía que corresponder a su pueblo. “Consuelo gitano” daba la bienvenida a la Virgen, en una comunión de marcha y arranque de desfile que es reconocible por cualquier habitual de la Semana Santa veleña. No obstante, este año había expectación por ver cómo era ese acompañamiento musical, ya que se estrenaba agrupación, en este caso la de la María Santísima de los Dolores “El Rescate” de Linares, que tomaba el relevo a los también jienenses de Nuestro Padre Jesús Despojado. El cambio de banda siempre es una situación peculiar. No se sabe cómo van a reaccionar los horquilleros, sobre todo, unos con el oído tan fino como los de las Angustias. La agrupación musical estuvo a la altura y es que parece que es la cofradía la que hace buena a las bandas.

Acompañar a la Virgen se está convirtiendo en un privilegio para muchas bandas, conocedoras del nivel de las agrupaciones que han desfilado con Nuestra Señora de las Angustias en los últimos diez años.

Tras la salida, la plaza de la Constitución asistió al encuentro con la Legión, que interpretó “El novio de la muerte” y el “Toque de oración”. Los sones legionarios dieron paso a las marchas de la agrupación musical, que pueden interpretarse de mil maneras diferentes, pero que nunca cambiarán la manera de llevar este trono.

A esa hora, Vélez-Málaga ya estaba prendada por el paso lento de la Virgen de las Angustias, ese caminar casi imperceptible que permite recrearse en la infinita dulzura que desprende la madre que mira desconsolada a su hijo muerto. Los horquilleros la mecen, como si lo hicieran con sus propios brazos, y acompañan el gesto de la Virgen, que abraza su hijo e intenta tomar su mano como si fuera la nuestra.

El recorrido por el Camarín de nuevo quedó en las retinas y en los oídos del público, gracias al paso con “La Saeta” y “Al Cristo de los Faroles”. Nuestra Señora de las Angustias iba arrancando miradas de admiración, aplausos y saetas espontáneas.

Con la llegada al recorrido oficial, los horquilleros asumieron un poco más de responsabilidad y de respeto por lo que estaban haciendo. Al igual que el pasado año, se decidió no realizar el cambio de la Legión por la agrupación musical en la plaza Reyes Católicos y como ya ocurriera en 2009, la horquillería lo agradeció manteniendo el mismo paso corto y la mecida lenta.

Al paso por la tribuna oficial, uno de los redactores que cubren en directo las retransmisiones de una televisión local se metió en el ‘submarino’ del trono y según sus propias palabras, quedó sobrecogido con el silencio que se escuchaba allí. Es paradójico, aunque es la única manera de definirlo. Bajo Nuestra Señora de las Angustias sólo se oye silencio.

Quedaba poner en broche de oro a una noche perfecta, en la que los acontecimientos se habían sucedido de forma correcta, sin cortes ni paradas excesivamente largas forzadas por otras cofradías.

Otro de los rituales que Vélez-Málaga conoce casi al dedillo, el encierro, se vio alterado por las aportaciones de la nueva agrupación musical. Sonaron “El novio de la muerte” y el “Toque de oración” por parte de la Legión, y la marcha “Reo de muerte” que se enlazó con el final de “La Saeta”. Los horquilleros despidieron a su Virgen con un prolongado pulso, en el que el trono no perdió la mecida que exhibió durante toda la noche del Viernes Santo y en el que la elegancia y la sobriedad fueron máximas.

Una cerrada ovación de la horquillería significaba el punto y final a la noche y el principio a la espera del Viernes Santo de 2011. Hasta entonces me quedo con estas palabras:

Para secar tu llanto, la dulce mecida de tus horquilleros,

para mitigar tu dolor, la devoción de todo un pueblo,

para tu luto, un cielo negro y estrellado,

para que vuelvas a impresionarnos, un Viernes Santo


Enrique Hidalgo Martín



     
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