Desfile 2008  

DULZURA INFINITA TÚ:


El 21 de marzo de 2008 es una fecha que debe quedar en el recuerdo de todos los hermanos de la Cofradía de Nuestra Señora de las Angustias. Llegábamos con los nervios de siempre y más ilusión que nunca a la Casa Cervantes. Era el momento de poner en la calle el trabajo de todo un año, y digo más, casi el de dos, porque la salida procesional de 2007, empañada por la lluvia y su amenaza constante, supo a poco a más de uno. Los minutos no pasaban y las miradas se iban al cielo, en busca de unas estrellas que asomaban tímidas, quizás amedrentadas por el esplendor de la luna. Este astro se convirtió en la mejor compañía de la noche, y su visión era garantía de que había Viernes Santo.

La lluvia había castigado este año a las cofradías del Miércoles y el Jueves Santo, algo que no recuerdan los más viejos del lugar, y un tercer día de agua se antojaba una quimera. Por eso, aunque siempre con la cautela que nos han aportado los acontecimientos de años atrás, se empezó a fraguar entre los hermanos un sentimiento: el de este año nos toca a nosotros. Eso es lo que se decían los penitentes y los horquilleros, pero era una sensación que también había calado entre el pueblo. Frases espontáneas como "éste es vuestro año" o "esta vez os toca a vosotros" se escuchaban por las calles al paso de los miembros de la cofradía.

Ese sentimiento se reafirmó camino de la iglesia de San Juan, un trayecto en el que los nervios se tornaron en responsabilidad y compromiso ante las horas que venían por delante. Nuestra Señora de las Angustias iba a convertirse en punto de atención de todas las miradas, en centro de devoción de la ciudad de Vélez-Málaga, y sus horquilleros debían estar a la altura. Se encontraron en el templo a su Virgen perfectamente engalanada, con esa mirada hacia su hijo muerto que petrifica al pueblo. No cabe más dolor en su rostro, pero tampoco más dulzura. Nuestra Señora de las Angustias habla sin mover sus labios y pide a sus hoquilleros que la ayuden a soportar tanto pesar. Ellos poco pueden hacer, sólo mecerla para mitigar su dolor y acompasar el arrullo a su hijo. Saben que es lo único que está en sus manos, y sin embargo, ese pequeño gesto los llena de orgullo cuando se abren las puertas de San Juan y ofrecen al pueblo lo que ha estado esperando: la mecida lenta y el paso corto más bonitos de la Semana Santa para la Señora del Viernes Santo.

El desfile estuvo jalonado de momentos de gran intensidad y belleza. El paso por el Camarín fue sublime, y el trayecto por la calle `Coroná´ y la curva en la plaza San Juan de Dios quedaron en las retinas de los veleños.

En ausencia de lluvia, otro fenómeno atmosférico, el viento, se sumó a la noche. Un aire frío que no sentían los horquilleros en el calor de su trabajo, y que vino a apagar la luz de las tulipas del trono para que sólo la Virgen brillase y a intentar enjugar, sin suerte, las lágrimas de su rostro.


Ese mismo viento mecía uno de los estrenos principales del cortejo. Se trataba de la bandera de la cofradía, que abría el desfile y que puntada a puntada ha bordado durante varios años una hermana. Si de algo puede presumir Nuestra Señora de las Angustias es de veleña. Su paso lento, su manto corto, su trono de semicarrete, y por supuesto, la bandera y no la cruz guía abriendo el desfile procesional, son buena prueba de ese `veleñismo´.

En la plaza Reyes Católicos, las marchas de la agrupación musical Nuestro Padre Jesús Despojado de Jaén daban paso a los sones legionarios de los efectivos del Tercio Gran Capitán de Melilla. La expectación era máxima al paso de una imagen que arranca aplausos espontáneos a cada metro que recorre. La devoción por la Virgen va acompañada siempre de ánimos hacia sus horquilleros, que en un último esfuerzo, vuelven a enderezar sus cuerpos para encerrar a Nuestra Señora de las Angustias.

Es verdad que el desfile de 2007 pudo saber a poco, aunque también es cierto que la noche se compensó con un encierro de esos que quedan en la memoria colectiva. Todo Vélez se agolpó en la escalerilla de San Juan para ver a los únicos valientes que habían desafiado a la lluvia, y esos valientes supieron devolver el gesto. Por ello, la responsabilidad este año era aun mayor. Había que poner el broche de oro y en esas circunstancias, horquilleros, bandas y público lo bordaron.

Aquí no había prisas y ahora eran los hermanos los que no querían que corriese el reloj. "Despacio, despacio", se susurraba entre los varales, con la pretensión de que la horquillería diese lo mejor de sí misma. Bajo la marcha "Salud de San Jerónimo" hacía su aparición la Virgen frente a la iglesia de San Juan. Entre el público, el mismo silencio de 2007, sólo roto por un "olé" y los aplausos a la interpretación de la agrupación musical Nuestro Padre Jesús Despojado. A continuación llegó el turno del "Novio de la muerte", el "Toque de oración" y "La saeta", en un ritual que se ha convertido en sello de identidad de la cofradía.

Estábamos de nuevo en el templo y el aplauso al bajar el trono estuvo cargado de emoción. Este año sí que había ganas de aplaudir y muchos motivos para hacerlo.

Termino un año más con las mismas palabras de mi hermana, Elena Hidalgo, que siempre, pase lo que pase cobran especial sentido:

"Dulzura infinita tú, mi Virgen de las Angustias, luz y sueño de Vélez... sueño contigo hasta el año que viene".


Enrique Hidalgo Martín



  
Sabías que...
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