Desfile 2004
La lluvia La salida
LA LLUVIA:
Pasó lo que nadie quería, lo que las predicciones venían anunciando semanas antes, pero que los cofrades se resistían a creer. El Viernes Santo amaneció gris, plomizo y lluvioso, muy lluvioso. Durante todo el día, el agua no cesó de caer desde el cielo, impidiendo que el menor halo de esperanza se instalara en las voluntades de todos los que debían y querían participar en el desfile de la Cofradía de Nuestra Señora de las Angustias.
A la hora de la salida, ya en la iglesia, un sentimiento de rabia e impotencia se mezclaba con la solemnidad que requería la estancia en el templo y los diferentes actos que se sucedían con el resto de las cofradías que también tenían que realizar su desfile procesional. “Vamos a esperar hasta las diez y media de la noche por lo menos”. Ésta fue la orden que el jefe de trono se encargó de transmitir a los grupos de horquilleros que se arremolinaban alrededor del trono de la Virgen. Ya no había esperanza. Sabían que no iban a poder conducir sobre sus hombros a Nuestra Señora de las Angustias, no al menos por las calles de la ciudad. Pero a la Madre desconsolada que mira con extrema dulzura a su Hijo muerto había que mecerla, había que acompasar su dolor con esa mecida lenta y parsimoniosa que sólo estos horquilleros saben darle al trono, una mecida que tiene un hueco particular en la Semana Santa veleña y que llueve o truene hay que regalar a Vélez-Málaga.
No se puede ir contra la voluntad del cielo. El cielo quiso llorar y lo único que podía hacerse era adaptarse a las circunstancias. Vélez captó el mensaje y abarrotó la iglesia de San Juan Bautista para apoyar y arropar con sus aplausos el trabajo de unas cofradías, a cuyos penitentes y horquilleros les hizo más daño no poder salir que el dolor de su penitencia.
LA SALIDA:
Al toque de campana, la Virgen de las Angustias fue subida a los hombros de sus horquilleros. Ganas de hacerlo bien, muy bien. Eso es lo había entre las personas que portaban a la Virgen y que pronto asumieron que había que sustituir un gran procesión en la calle por una gran procesión en el templo. Y así fue. Acompañada en todo momento por el trono del Santo Sepulcro, cuyos vínculos de hermanamiento quedan cada vez más patentes, la Virgen de las Angustias ofreció cuarenta minutos de procesión al pueblo de Vélez que difícilmente podrán ser olvidados.
Tras colocar el trono bajo la nave central, las portadas neoclásicas de San Juan se abrieron para dar paso al encuentro de la Virgen con la Legión. Fueron los propios legionarios los que quisieron ir a cantar a Nuestra Señora de las Angustias y cuando la lluvia más arreciaba alzaron sus voces, mientras los sones legionarios se acompañaban de la percusión que las gotas de agua provocaban sobre las cubiertas de la iglesia.
Con solemnidad y saber estar. De esta forma recibieron los horquilleros el tributo que la Legión ofreció a su Virgen y aunque la rabia por no poder salir a la calle iba aumentando por momentos, los aplausos de los veleños y veleñas eran la prueba de reconocimiento que merecía el ánimo de los que portaban a la Virgen.
Después llegó el turno de la Agrupación Musical Nuestro Padre Jesús Despojado de Jaén, una banda que también supo estar a la altura tocando piezas como consuelo gitano, salud de S. Jerónimo y amanecer en Triana. Las marchas interpretadas no hicieron sino confirmar en los horquilleros el sentimiento que habían despertado los legionarios. “Vaya banda que se pierde Vélez esta noche”. En esta línea iban los comentarios de todos los presentes, que quedaron impresionados con la calidad musical de la agrupación jienense.
Ya no hubo tiempo para mucho más. La Virgen de las Angustias volvió a la posición que ocupa cada año durante la Semana Mayor veleña en la iglesia. El tradicional aplauso de los horquilleros fue este año más triste pero encontró consuelo en las palmas que también se encargaron de realizar los centenares de personas que abarrotaron el templo.
Ahora sólo queda pensar en el próximo año. De hecho, desde que el trono volvió al suelo se está pensando en la Semana Santa de 2005. No obstante, lo más importante es mantener el espíritu de este año. El desfile procesional de la Nuestra Señora de las Angustias lleva ya dos años sin producirse de la forma deseada, pero ello no es óbice para que la Cofradía y todos los hermanos cesen en su empeño y en su trabajo.
El 9 de abril de 2004 la Cofradía supo estar a la altura de las circunstancias, pero eso sí, la Virgen de las Angustias tiene una cita pendiente con su pueblo y cuando el cielo lo permita la deuda será satisfecha.
¡Viva la Virgen de las Angustias!
Enrique Hidalgo Martín