Desfile 2013
UN VIERNES SANTO CON LA VIRGEN DE LAS ANGUSTIAS DESDE UN ESPACIO PRIVILEGIADO
Ha sido un Viernes Santo complicado, difícil, de esos que dejan los corazones maltrechos y el ánimo un poco arrugado. La peor enemiga de la Semana Santa, la lluvia, hizo acto de presencia y lo hizo en el momento más inoportuno, descomponiendo la procesión de la Cofradía de Nuestra Señora de las Angustias y llevando la tristeza a sus fieles y devotos.
A diferencia de la Semana Mayor de 2012, la lluvia había respetado en cierta medida los desfiles procesionales veleños. Pese a la continua amenaza y los intermitentes chapetones de jornadas como el Domingo de Ramos, las cofradías pudieron poner en las calles a sus sagrados titulares. En las semanas anteriores, los modelos meteorológicos se empeñaban en dibujar un Viernes Santo muy complicado, pero a medida que se fue acercando el día, el panorama se fue despejando. Parecía que las cambiantes predicciones por fin sonreían a la noche más solemne de la Semana Santa, o eso parecía, hasta que algunos blogs especializados, en actualizaciones de última hora, alertaban de posibles precipitaciones pasajeras ya entrada la madrugada.
Sin embargo, llegado el momento, ninguna de estas cuestiones importan a los hermanos de la Virgen de las Angustias, que tienen un único propósito en mente: corresponder la enorme devoción del pueblo por su sagrada titular con un desfile por las calles de Vélez-Málaga como sólo ella merece. Como es habitual, la Casa Cervantes fue el punto de encuentro de la horquillería antes de la procesión. Es el lugar donde se templan los nervios, se echa la vista atrás con las anécdotas de los más veteranos y también se fija la mirada en el futuro, con la esperanza de poder hacer esa misma acción durante muchos años más.
Ya faltaba poco para el encuentro de los horquilleros con su Virgen. Este año se respiraba además una especial alegría, y es que el principal anhelo de los hermanos y el trabajo de los últimos años se había visto refrendado el 31 de mayo de 2012 con la firma por parte del Obispado de Málaga del decreto de coronación canónica de la Virgen de las Angustias, un privilegio que hasta la fecha sólo tenía en la capital de la Axarquía la Virgen de los Remedios Coronada, patrona de Vélez-Málaga.
Nuestra Señora de las Angustias se convertirá de este modo en la primera imagen de pasión del municipio en ser coronada canónicamente, en un acto que supondrá la culminación a la tarea de que se inició en 2004 con el expediente que se presentó el 16 de mayo de 2006, que fue acompañado de más de 4.000 firmas de vecinos y cofrades, así como de adhesiones de unas 400 entidades y colectivos, tanto públicos como privados.
En este clima, se produjo el encuentro. Pocas sensaciones son tan difíciles de describir como la que tiene lugar cuando un horquillero entra en la iglesia de San Juan y ve a su Virgen. Allí está ella, sobre su altar veleño, mirando a su hijo muerto y con el corazón atravesado por el dolor. Podría parecer que está todo perdido, pero no es así. Por encima de las lágrimas, su rostro rebosa dulzura y proyecta una mirada de protección y amparo que llega a todos los que la miran. Y es precisamente ese sentimiento el que los horquilleros quieren llevar a la calle y compartir con todo el pueblo de Vélez-Málaga.
Como siempre, el joven imaginero y diseñador cofrade Israel Cornejo, con la ayuda de la hermana de la Cofradía Elena Hidalgo, había vestido a la Virgen con sus mejores galas. Nuestra Señora lució un tocado de doble randa de altar del tul bordado de mediados del siglo XX. Además, mostraba almejillas de plata entremezcladas en el tocado, combinadas con almejillas de oro ribeteando el manto. Como cada año, la talla llevó el fajín de Generalato impuesto en 1971 por el general de la Legión Julio de la Torre Galán. Sobre el fajín se colocaron la medalla de la Asociación de Comerciantes y Empresarios de Vélez-Málaga; y en el pecho, la medalla de la corporación municipal veleña donada por la exconcejala Patricia Cid. El bastón de mando entregado en ofrenda por el general de la Legión Rafael Dávila completó la imagen de Nuestra Señora de las Angustias, obra del imaginero granadino Domingo Sánchez Mesa. El exorno floral elegido para el trono estuvo compuesto por casablancas, rosas champagne y fresias malvas.
Había llegado el momento, y al toque de campana, la horquillería levantó a su Virgen y empezó a mecerla como no se mece ningún otro trono en Vélez-Málaga. Lo que hacen los horquilleros no es una mecida, es el movimiento con el que un padre o una madre dormirían a su bebé y al que sólo falta ponerle el arrullo. Así se produjo el esperado encuentro de Nuestra Señora de las Angustias con su pueblo, que esperaba impaciente, bajo el “Consuelo gitano”, interpretado por segundo año consecutivo por la Agrupación Musical Santísimo Cristo de Gracia de Córdoba.
La Virgen abandonó su sede canónica y enfiló la plaza de la Constitución donde la aguardaba la Legión. Como es habitual desde 1956, un centenar de legionarios del Tercio Don Juan de Austria, con base en Almería, rindieron tributo a la Virgen de las Angustias. El cortejo militar estuvo formado por dos escuadras de gastadores, piquetes de honores y banda de guerra.
Junto al importante patrimonio de la cofradía, este año se estrenó el estuche de los estatutos. Se trata de una pieza forrada en terciopelo negro con esquinas de decoración vegetal cincelada que presenta el escudo de la cofradía en el centro. Fue ejecutada en los talleres de Orfebrería Maestrante en Sevilla.
El Viernes Santo estaba dejando momentos visuales de muchos quilates, como el paso de la Virgen por el camarín de la Piedad o plaza de San Juan de Dios. Allí cayeron unas gotas que nadie quiso creerse y que más bien parecieron un espejismo. Pero no, una vez superada la Tribuna de los Pobres, la lluvia apareció y lo hizo de golpe y con virulencia.
Inmediatamente, se estudiaron las posibilidades para salvaguardar el patrimonio, como por ejemplo, ver si había opción de refugiarse en algún tinglado. No era posible y se optó por tapar el trono con un gran plástico. Los horquilleros permanecieron en todo momento junto a su Virgen, así como la agrupación musical.
La procesión se descompuso y la Legión siguió desfilando hasta su paso por la tribuna oficial. A partir de ahí, se decidió que los legionarios ocupasen el tinglado de la Cofradía de la Tercera Caída y la Amargura en el Paseo Nuevo. Hubo entonces algunas escenas que no estuvieron a la altura de lo que la cofradía aspira a poner en la calle cada Viernes Santo y que a buen seguro se trabajará para que no se repitan.
Pero la Cofradía de Nuestra Señora de las Angustias no es sólo Legión. Ni mucho menos. La Cofradía de las Angustias es un trono de semicarrete ejemplo de la Semana Santa veleña, un manto corto único, un paso y una mecida característicos y singulares, un magnífico acompañamiento musical y la presencia de la Legión. Y por encima de todo eso, la devoción y la admiración del pueblo por la Virgen de las Angustias, la de la dulzura infinita en su rostro. Todo esto quedó demostrado el Viernes Santo en los miles de aplausos que recibió la Virgen y en las miradas que proyecta hacia ellas, esas miradas que hablan sin palabras y que quieren decir muchas cosas.
Cuando la lluvia aflojó, se retiró el plástico y los horquilleros reemprendieron su recorrido con la marcha adecuada para llevar a Nuestra Señora de las Angustias cuanto antes a su templo. No hubo encierro, esa no era la prioridad, ya que lo importante en esos momentos era proteger a la Virgen. La entrada en la iglesia de San Juan estuvo acompañada de los aplausos del público asistente a la rápida y atípica maniobra. Vecinos y visitantes agradecieron el esfuerzo de los horquilleros y también la actitud de la agrupación musical.
Ya en el interior del templo, la ovación cerrada de los horquilleros puso fin a la estación de penitencia de este año. Pese a la dificultad de lo acontecido, se respiraba el orgullo que supone ser hermano de la Cofradía de Nuestra Señora de las Angustias.
Abrazos y alguna que otra lágrima pusieron fin a la noche y daban comienzo a la cuenta atrás para la Semana Santa de 2013. Hasta entonces, nos despedimos de la Señora del Vienes Santo veleño, a la que nos encomendamos en nuestro día a día.
Viva la Virgen de las Angustias.
Enrique Hidalgo Martín